El presente escrito fue leído como parte de una mesa "redonda" en el II Coloquio Nacional de Estudiantes 
de Filosofia organizado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 
Lima, el pasado viernes 8 de Agosto.  

Por disponer solo de 15 minutos para exponer, el texto trata de resumir lo más
claramente y concisamente posible mi posición.

Muchas veces se ha pretendido criticar a Platón y su teoría de las ideas,
criticando la interpretación hecha por los neoplatónicos, y peor aún, 
criticando la interpretación hecha por los pensadores cristianos del medioevo
 hicieron de ella.
Esto es tan absurdo como si se pretendiera criticar a Marx y sus escritos, 
criticando la interpretación de los manuales sobre el marxismo, o, lo que es 
peor aún, la que los pensadores cristianos o ciertos políticos hicieron de 
estos manuales.
Se acusa de anacrónicos a aquellos que tratan de volver a las fuentes mismas
 porque obvian las interpretaciones muchas veces tergiversadas por la 
tradición con fines políticos deteminados.
Sin embargo es a estas fuentes a las que debemos volver para desentrañar lo 
que los filósofos nos quisieron decir y las interpretaciones posteriores de 
la Historia  de la Filosofía sólo nos deben servir para contrastarlas nuestra
 propia intepretación de las fuentes y no como guía obligatoria de 
interpretación.
Es de esta manera como hoy debemos enfrentar los diálogos platónicos y tratar
 de investigar si Platón se mantiene firme o no en su teoría de las ideas, 
que sirvió de fundamento racional para proponer un Estado justo sin propiedad 
privada y con iguales oportunidades para hombres o mujeres, o si,  como 
afirman muchos, Platón en su vejez efectivamente se desdice de esta teoría, 
la "corrige" o se vuelve un escéptico.
¿ En qué consiste pues esta teoría de las ideas ? 
Platón trata por primera vez de modo explícito el tema de las ideas en el 
Fedón 74a . Allí nos plantea que las ideas son algo que de facto se da, 
pues todos tenemos que reconocer que cuando decimos que esta piedra es igual
 a esta otra piedra, estamos haciendo referencia a lo igual, que no es lo 
mismo, que hacer una referencia a una de las 2 piedras iguales, sino que es 
algo distinto a ellas. Y desde el momento en que nos referimos a lo igual, 
tenemos que reconocer que ese "lo igual" es. Aunque queda por ver qué es.
Hacemos referencia a eso "igual", como lo "igual en sí", o lo solemos 
llamar la "idea" de igual.
Este "igual en sí" o "idea" de igual sería además algo distinto a "las cosas"
 [74a], es decir que las ideas no son "cosas". Para que no surgieran 
confusiones en el 74b   se hace hincapié en que no solo "lo igual en sí" (es 
decir la "idea" de lo igual) no es una cosa, sino que tampoco la cosa es una 
idea. 
Suponer que las ideas sean cosas llevaría a una serie de contradicciones, que
 Platón obviamente no dejo de ver y que señala ya en diálogos tan tempranos 
como el Cratilo [Cratilo 432d  ], y las que como veremos luego expondrá en 
detalle en el Parménides.
Las ideas no son pues cosas. Al ver cosas, como leños o piedras, lo que 
sucede es que pensamos una idea, y esa idea no es una cosa. La idea es lo 
"otro' correspondiente a la cosa y la cosa es lo otro correspondiente a la 
idea [74c  ]
Si la idea es , pero no es una cosa, entonces ¿ qué es ? Esta pregunta 
socrática está contenida justamente en el concepto de la idea como "lo que 
es en sí". 
La idea es el presupuesto y el método para llegar a conocer las cosas. 
Al igual que la pregunta socrática ¿qué es?, que presupone de antemano una 
determinada respuesta, y que, cuando es planteada, sirve de método para 
llegar al reconocimiento de las cosas a través del reconocimiento de "lo que 
es", es decir de las ideas, además, el reconocimiento de "lo que es" 
significa el reconocimiento de la pregunta de ¿qué es lo que es? la cual a 
su vez echa luz sobre la respuesta.
Al hacer posible el reconocimiento de las cosas, la idea hace posible que la 
cosa sea siquiera cosa. Así Platón dice que las cosas bellas son bellas 
porque participan de lo bello [Fedón 100c], y con esto quiere decir que hay 
presencia o participación en ellas de la idea de lo bello [100d].
Esta participación de las ideas de todas aquellas cosas que " tienden " a 
ser como la idea plena, pero que son " inferiores" [75b] o a las que les 
falta algo [74e] o que son más oscuras [República 597a], se debe entender, 
no tomando a las ideas como "cosas", lo cual conduciría a postular absurdos 
(planteados minuciosamente en el Parménides), sino que la idea es la 
acción mediante la cual las cosas son siquiera percibidas, en tanto que esta
 idea actúa y participa, y no en tanto que sea parte de una "cosa" espacio 
temporal mayor. 
Si comprendemos a las ideas de esta manera, notaremos que en el 
Parménides, Platón no cambia su teoría de las ideas, ni se vuelve un 
escéptico, sino que dado ya sus años de experiencia en la discusión 
filosófica y cansado seguramente de que lo malinterpreten siempre cosificando
 las ideas, dedicará el diálogo del Parménides a este problema de la 
cosificación de las ideas, justamente para zanjar de una vez por todas los 
malentendidos que parecen haber surgido al respecto.
Sócrates deja claro en el Parménides  (132b) que cada idea debiera entenderse
 como un "pensamiento, y que por lo mismo, no pueda advenir a la existencia 
en ninguna otra parte que en las almas" (psyches ®y u c a_V )  . "Concebida 
de este modo, podría cada Idea ser una, y no implicaría ya la 
incompatibilidad que acabamos de mencionar." Es decir, ya no vendría al caso 
la refutación de que la idea (entendida como "cosa" con existencia 
espacio-temporal), en tanto que es unidad, sería al mismo tiempo una suma de 
partes de la idea. (Parménides 130c-e); y tampoco vendría al caso la 
refutación (Parménides 132a-b) de que para cada cosa y su correspondiente 
idea tendría que haber una tercera "idea" que permita entender al duplo 
"cosa-idea" anterior como la "cosa" correspondiente a esa tercera idea 
(argumento del tercer hombre), pues como ya vimos la idea es lo "otro" de la 
cosa, así como la cosa es lo "otro" de la idea, y no tiene sentido pues 
afirmar cosa=cosa+idea  ó  idea=idea+cosa. ( y menos aún cosa=idea=psyche 
creadora de nuevas ideas o cosa=idea=psyche no pensante ® Parménides 132c). 
La idea debe entenderse, pues, como un pensamiento que se activa en nuestra 
psyche en el momento en que "captamos" las cosas, como una suerte de modelos 
mentales (Parménides 132d) que permiten que siquiera reconozcamos la unidad 
en lo externo a nosotros, en vez de solo captar una mancha y ruido. 
Esta idea se viene ya gestando desde  diálogos tan tempranos, como 
el Eutifrón (10 a-c  ) donde se aclara que es, porque se conoce una cosa, que
 esta cosa es conocida y no viceversa. Ya entonces se señalaba el origen de 
actividad, y no de cosa, de las cosas conocidas. La idea viene a ser pues esa
suerte de actividad que da lugar a que captemos las cosas, y que por lo tanto
 las cosas "se dén". 
La evidencia de esta visión de idea la reconoce al final el mismo Parménides 
(Parménides 135 c  ) al llegar a la conclusión de que a pesar de todo lo que
 se pueda discutir teóricamente sobre el asunto, de no haber ideas inmutables 
y eternas no habría habido punto en común sobre qué discutir y no se hubiera
 podido siquiera dar la discusión. Sin embargo, el hecho es, que de facto, se
 ha estado discutiendo todo el tiempo haciendo inevitablemente uso de ideas 
inmutables y eternas es la prueba misma de su existencia. (cfr. Sofista 260a
  )
Se trata pues de fundamentar la posibilidad de lograr un conocimiento 
verdadero universal, es decir, de postular una ciencia "objetiva". El 
ejercicio dialéctico es el que hace posible que se devele ese conocimiento, 
que no es subjetivo sino universal (cfr.Teeteto 161 e ). Y no lo devela en 
las conclusiones parciales a las que llega a través de la dialéctica, sino 
en la actividad misma del preguntar y responder. Nicolai Hartmann lo resume 
como sigue:
"La idea misma no es pues en realidad un ser, pero sí es el método o el 
fundamento para llegar al ser. No es  _n , sino _ntw V _n  ("ser del ser, lo 
que por supuesto no se supone que sea una traducción de la palabra, sino del
 sentido). Esto es lo particular de su valor de ser. La pregunta [socrática] 
como tal no es nunca separable de la respuesta; la pregunta no solo contiene 
la posibilidad de esta última, sino también su necesidad. Si esto no ocurre 
, es porque está mal planteada, es decir, ni siquiera es una pregunta. Así, 
la idea necesariamente tiene que ser ( a todo nivel ) siempre al mismo tiempo
 pregunta y  respuesta. Aquello "que es" tiene que ser encontrado/buscado del
 modo en que está  presupuesto y tiene que ser respondido del modo en que ha 
sido buscado. Esto se refiere tanto a la "actividad", como a sí misma, como a
 "lo otro" en ella. Cada uno de estos motivos lógicos en la idea, contiene en
 sí el carácter del no-ser así como el der ser en una concordancia 
indisoluble. Desde el punto de vista de la investigación todo preguntar sigue
 siendo no-ser.; desde el punto de vista de la fundamentación justamente esto
, que es cuestionable y que no es, tiene ya de antemano una respuesta, es : 
ser que es." (que está siendo)   
La teoría de las ideas es pues la condición fundamental para postular la 
posibilidad de aproximarnos a un conocimiento "objetivo". Y siendo un hecho 
constatable, el que existe la posibilidad de un conocimiento universal (lo 
cual es obvio sobre todo en el campo de las matemáticas), la teoría de las 
ideas se prueba automáticamente por la práctica, es decir, por el uso de las
 ideas al pensar y dialogar y no por postulaciones teóricas abstractas.
¿ Pero qué interés tiene ponerse a discutir hoy en día en el Perú, cual sería
 una interpretación adecuada de la teoría de las ideas de Platón ?
La postulación de la posibilidad de aproximación a un conocimiento universal
 mediante la razón, fué, es y será siempre un peligro para aquellos que 
ostentan el poder en sistemas políticos que se oponen a lo razonable. 
Representa un peligro no sólo porque nos conduce a propuestas tales como la 
eliminación de la propiedad privada (República 417 a-b, 462b, 552a) y la 
igualdad de oportunidades para todos República 417a-b, 424a, 450c, 451d-e,
455b-456e, 457d®, 460 b-c, 462b®, 464b-c) , como punto de partida para tratar 
de lograr la felicidad colectiva y por lo tanto individual, como termina 
planteando Platón en la República, sino que también inevitablemente conduce a
 la necesidad lógica de tratar de poner en práctica dicha propuesta 
(República 500d, 519-520d , 473c, Carta VII  328c) para evitar seguir 
peleándonos y matándonos por poseer objetos o lograr imponer nuestros 
posibles antojos individuales y arbitrarios, como niñitos malcriados, en vez
 de convivir como personas racionales que somos capaces de ser. 
Los enemigos de estos intentos de Platón eran en aquel entonces
 principalmente relativistas como Protágoras (el individuo es la medida de
 todas las cosas) y los convencionalistas como Trasímaco (por convención se
 acepta lo que los poderosos/ganadores imponen como verdad). Sus versiones 
contemporáneas son a grosso modo los postmodernos y los liberales. Poco ha 
cambiado desde entónces en lo que respecta las relaciones de poder político 
de los ciudadanos, y en consecuencia poco se ha podido avanzar en lo que 
respecta las propuestas filosóficas, ya que éstas sólo pueden partir de la
 realidad dada.
Por todo esto me parece que sería interesante si después de alrededor de 2000
 años de andar discutiendo si es posible postular un conocimiento universal
 (discusión que es sumamente infértil como bien han reconocido los que se 
dedican a las ciencias que de hecho parten de la suposición de la posibilidad
 de aproximarse a un conocimiento universal, como las matemáticas, la física,
 etc.), aceptáramos de una vez el hecho de que no sólo que es posible 
aproximarnos a un conocimiento universal sino que de facto en la praxis 
todos partimos de esa premisa. Ya decía bien Hume   :  Tan ridículo como 
negar una verdad evidente, es matarse defendiendo esa verdad.
Mi conclusión es pues, que sería interesante dejar atrás las deficientes 
reformulaciones contemporáneas de los temas ya planteados y resueltos por 
Platón, sobre si podemos aproximarnos a un conocimiento a través de la razón,
 para pasar a discutir temas más sugerentes, como por ejemplo cuál nos dice 
la razón, aplicada y verificada en la práctica, que podría ser ese 
conocimiento universal. 

PLATON Y ARISTOTELES DISCUTIENDO EN LA ACADEMIA 
20.9.1997