¿CUÁL ES LA RELACIÓN ENTRE LA ESCLAVITUD Y LA TEORÍA DE LAS IDEAS DE PLATÓN?

(¿y cuál es la relevancia de esto para la actualidad?)

Café Filosófico No. 477

30 de agosto del 2008
Carmen Zavala
 

En tres de los textos principales en los que Platón expone su teoría de las ideas y su teoría del conocimiento (Fedón, Menón, Parménides), Platón hace referencia explícita a la igualdad de todos los seres humanos con respecto a la capacidad de pensar, esto es a la igualdad de la inteligencia humana independientemente de su condición. Con ello, su teoría de las ideas, esto es su teoría del conocimiento, le sirve como instrumento ideológico para negar la supuesta inferioridad esencial del esclavo o de la superioridad intelectual de unos pueblos sobre otros. La importancia en el mundo actual de esta temática la planteo hoy ante un aparente resurgimiento de teorías que pretenden mostrar o inducir a la aceptación de la inferioridad cultural o “diferencia en la capacidad de captación” ente unos pueblos y otros, recurriendo a discursos de corte biologicista-culturalista.

Ya en tiempos de Platón (y antes)  se recurriría  a estos recursos políticos para asentar la aceptación de las injusticias en las mentes vacilantes.

Por ello cuando Platón en el en el Menón (82a-86b) se propone demostrar la posibilidad de un conocimiento certero a través del método dialéctico de preguntar, se vale del ejemplo de un esclavo sin acceso previo alguno a la educación e ignorante por lo tanto de conocimientos matemáticos previos, al cual hace resolver problemas matemáticos, caer en error, darse cuenta del error y corregirse, todo por su propia reflexión y sin que se le hubiesen enseñado las leyes matemáticas. Con ello Platón  a través de Sócrates intentan mostrar la validez universal del conocimiento matemático e indirectamente, la posibilidad del conocimiento universalmente válido, en general, ya que este estaría potencialmente dado previamente (teoría de la reminiscencia) a todos los hombres y mujeres por igual. A través de este postulado y el respectivo ejemplo, se desliza implícitamente que esto vale así también para esclavos y personas de otras culturas. Si bien esto nos puede parecer obvio, no lo fue, ni es para algunos ideólogos de aquella época, así como para ciertos ideólogos contemporáneos. Mientras que Aristóteles y otros pensadores en su línea antes y después que él, trataban de imponer la idea de que habían hombres que habían nacido para gobernar y otros para obedecer, Platón trata de demostrar que todo ser humano, hombre, mujer, esclavo o ciudadano libre, es capaz de acceder al conocimiento y de poder deducir verdad o falsedad sin intermediaciones de intérpretes de verdades reveladas por algún dios e independientemente de las opiniones arbitrarias de los grupos de poder de turno. En otras palabras se plantea que los humanos nos podemos empoderar a través del conocimiento y denunciar lo que es verdaderamente injusto y proclamar lo que es positivamente justo en base a nuestra propia reflexión rigurosa y conocimiento adquirido, al que todos potencialmente podemos acceder por igual.

Esta idea que fuera la bandera que más tarde después del medioveo rescataran los pensadores de la ilustración, ha sido vilipendiada en la actualidad y hoy en día no faltan los discursos que rescatan la necesidad de un líder, tanto en el ámbito empresarial, como en el político, para que nos digan lo que debemos hacer. Si escuchamos las fundamentaciones detrás de este discurso, muchas veces se esconde también allí la idea de que unos hombres han nacido para dirigir y sojuzgar o manipular a los demás (“liderazgo”).

A lo largo de su vida el personaje Sócrates, a pesar de mostrar su superioridad intelectual, en las discusiones con los intelectuales de su época, nunca asume por ello que deba asumir un rol de mando sobre los demás. Pues de la superioridad intelectual de un individuo, no se desprende que haya “nacido” para dirigir a los demás, y menos aún al revés, como proponía Aristóteles, es decir, menos aún se puede desprender del hecho que alguien lidere a los demás, que esto se de porque es intelectualmente superior y/o haya nacido para ello.

Sin embargo, al final de su vida, después de ser condenado a muerte y antes de verse obligado a ingerir la cicuta da un paso más, un paso de mayor compromiso. Cuenta Sócrates entonces que a  lo largo de su vida había tenido un sueño recurrente en el que una voz le decía que compusiera versos/música. El pensaba que había cumplido con esto, pues pensaba que hacer filosofía era hacer la más alta música. Pero ante la duda de que pudiera ser que en realidad debía componer versos /música “popular” (Fedón 61a) y ya que pronto iba a morir, decide cumplir específicamente con este pedido y le pone versos a las fábulas de Esopo, quien fuera un conocido esclavo de Jonia (actual Turquía). En otras palabras, en este diálogo conocido como Fedón, el último antes de su muerte, que se lo dedica justamente al esclavo liberado Fedón,  decide darle voz a los esclavos. No basta con postular su igualdad teóricamente como en el Menón o atacar a través de la argumentación lo falaz de los argumentos a favor de la esclavitud como en el diálogo Parménides [1]. Es necesario darle voz a los esclavos. Estas son sus palabras finales y se arrepiente de no haberlo hecho antes. Así decide al final de su vida antes de hacer un repaso de su teoría de las ideas reivindicar a dos grandes víctimas de la esclavitud: Esopo  (≈ 600 a.E.), esclavo que vivió aproximadamente 150 años antes que Sócrates y Platón, pero que por su gran sabiduría  pasó a la historia como uno de las más grandes pensadores de esos tiempos. Tuvo que pasar por muchos amos, hasta que finalmente en su vejez fue liberado por el filósofo Jantos (Herodoto lo ubica en la isla de Samos).

El otro esclavo al que Sócrates le da voz en este último momento previo a su muerte es Fedón (el diálogo lleva su nombre). Fue un esclavo tomado prisionero en Elis después de la guerra entre Elis y Esparta en los años (402 y 400), llevado en algún momento a Atenas y liberado años después, probablemente por Alicibíades a pedido de Sócrates (Diog. Laert. 2,31). A partir de entonces Fedón se habría dedicado a la filosofía. Fedón argumentó en sus escritos [2] a favor de la práctica rigurosa de la filosofía para todos[3] y no sólo para los más sabios. No es casual que estuviese entre aquellos amigos de Sócrates con los que éste pasó sus últimas horas en prisión antes de su muerte y que Platón le otorgue a Fedón el papel de transmitir el verdadero pensamiento de Sócrates fuera de Atenas, lo cual indica la pretensión de mostrar la universalidad de su pensamiento. Pues el diálogo comienza justamente con una conversación entre el pitagórico Equécrates de Philius (Esparta) y Fedón, en el que Equécrates le pide a Fedón, que le cuente a él y al mundo, en calidad de testigo presencial, los detalles de los últimos momentos y reflexiones de Sócrates. Esto porque debido a la guerra entre Esparta y Atenas, Atenas ha quedado incomunicada (Fedón 57b) y no hay noticias de lo que sucede concretamente dentro de la ciudad. Esto es significativo, porque justamente Fedón, a su vez, había sido tomado prisionero y esclavizado durante la guerra entre Elis y Esparta.

Tenemos entonces que Platón, a través del personaje Sócrates, le da voz al ex- esclavo Fedón para que explique la teoría de las ideas, que a través de un intento de explicación de cómo se produce la captación de la realidad a través de la mente humana universal, fundamenta la posibilidad del conocimiento para todos los seres humanos, y puede servir como una herramienta de liberación tanto espiritual cómo real y concreta.

En este sentido, el tema de la posibilidad de un conocimiento riguroso, planteado extensamente por Platón hace más de 2000 años, se mantiene vigente, porque la opresión de unos grupos humanos sobre otros se mantiene, y se sigue pretendiendo fundamentar que es justificable y que en última instancia es cuestión de pareceres, de diferentes puntos de vista culturales, etc. Pero los puntos de vista “culturales” sólo son lo que la cúpula de poder de determinado grupo ha impuesto a los demás como aceptable por la fuerza y/o la manipulación y no por la razón. Como decía Nietzsche: la razón es el arma de lo débiles. Los poderosos, los líderes, no necesitan de la razón. Simplemente imponen su voluntad arbitraria a los demás. Esto mayoritariamente ocurre, más temprano que tarde, con ayuda del terror y la fuerza.

Nos toca optar por regirnos por el conocimiento o por la arbitrariedad. Determinadas premisas fuerzan lógicamente a determinadas conclusiones, como muestra el método dialéctico socrático. En esta reflexión consiste la actualidad de la teoría de las ideas de Platón.


[1] Platón refuta el argumento de que se pueda ser esclavo por naturaleza/esencia en el diálogo Parménides , donde sostiene (Platón a través del personaje Parménides) que en la relación amo-esclavo, la relación no es esencial, sino que. El hombre es amo o esclavo en relación a otro hombre y no en relación a la idea de esclavo o amo:

Parménides 333 d 334ª, diálogo en presencia del personaje Aristóteles

- si alguno de nosotros es amo o esclavo de otro; si es esclavo, entonces por supuesto que no será esclavo del amo en sí, que simplemente es amo; ni tampoco el amo es amo del esclavo en sí, que simplemente es esclavo, sino que, en tanto ser humano, él es ambas cosas con respecto de otro ser humano. Y el señorío en sí, es lo que es, en relación a la esclavitud en sí, y igual manera, la esclavitud en sí, lo es del señorío en sí. Pero las cosas de nuestro mundo, no tienen sus capacidades en relación a aquello, ni aquello tiene sus capacidades en relación a nosotros, sino que como dijimos, aquello se relaciona entre ello y en relación a sí mismo, y de la misma manera lo que es entre nosotros (las cosas), lo es en relación así mismo. ¿o no entiendes acaso lo que quiero decir?

[2] Los diálogos Zopiro, Simón/Simmias, Alcibíades y Critolaos, de los cuales sólo subsisten fragmentos, cfr. Grundriss der Geschichte der Philosophie. Sophistik-Sokrates-Sokratik-Mathematik-Medizin, Tomo 2/1 Basilea:  Schwabe & Co., 1998, pp. 238-241. Los fragmentos algo extensos de los escritos de Fedón se conservan en Seneca y en los Progymnasmata del Retor Theón de Alejandría.

[3] Ob.cit., 1998, pp. 238-241